QUILLÓN Y NUEVA
ALDEA
Lenguas de fuego
corren por los
cerros,
dejando a su paso
muerte y
destrucción,
casas e industrias, devoradas por las llamas,
plantaciones de
pinos , eucaliptus,
Viñedos, huertos y
matorrales,
todo consumido
por el fuego
aterrador,
Después de su paso,
al mirar los
cerros
callados sin vida,
todo negro
todo destrucción
árboles que lloran
perlas azabaches,
ante tanta
desgracia,
ante tanta
desolación
Árboles desnudos
con sus
extremidades al cielo,
como implorando le
tengan compasión,
El alma de los
cerros sigue viva,
como el ave fénix,
de sus cenizas
volverá a renacer
Las lluvias
del invierno
le lavarán la cara
y mostrarán al
mundo
todo su verdor.
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